¡Continuamos con La Historia de S!
El domingo pasado hablábamos de una realidad que vivimos muchas madres después de dar a luz (sobre todo con el primer hij@) y que por desgracia sigue siendo un tema un poco tabú hoy en día: la Tristeza Postparto.
¿Y cómo empezar a superar esa Tristeza Postparto? Pues sin duda uno de los pilares fundamentales para empezar es el apoyo de nuestra pareja en esos momentos tan difíciles que, repito, puede que no duren "el primer mes después de dar a luz", no, lo realmente duro es que puede que sean varios meses e incluso el primer año de vida de nuestro bebé...
En mi caso, desde luego, fue fundamental el apoyo de J, así que he recopilado unas cuantas cosas de las muchísimas que él hacía para que yo pudiera dedicarme exclusivamente a maternar y sobrevivir.
Y por supuesto, en cada postparto (pero sobre todo en el de S) mi pensamiento estaba con aquellas madres que, por las circunstancias que sea, se enfrentan a esto solas (ya sea porque no tienen pareja o porque aunque la tengan... es como si no la tuvieran)... Os aseguro que desde entonces rezo muchísimo por vosotras.
¡Os cuento!
La olvidada necesidad de cuidar a la mamá en el postparto
Mi tía A (mi matrona) siempre decía que por supuesto que había que cuidar a la mamá durante el embarazo... pero que cuando más ayuda y cuidados iba a necesitar la recién estrenada mamá era en el postparto y durante la lactancia... y que de eso, por desgracia, la sociedad está muy poco concienciada (solo hay que ver lo que dura la baja de maternidad...) Y como siempre, llevaba razón.
Se cuida a la mamá embarazada, se cuida a la mamá durante el parto... pero parece que das a luz, te dan a un bebé al que no conoces de nada y si te he visto, no me acuerdo: la recuperación postparto, bajas de maternidad absolutamente ridículas, bajas de paternidad exactamente igual de ridículas, miles de trámites, súbete a las revisiones del pediatra a los pocos días de dar a luz cuando vives sin saber ni qué hora del día es, revisiones con la enfermera también en el centro de salud, revisiones con la matrona... también en el centro de salud, visitas y más visitas... ¡que una mamá recién parida no está para esos trotes!
Y ya, la parte psicológica o emocional es completamente INVISIBLE (aunque por suerte parece que poquito a poco esto va cambiando). Todos se vuelcan en el bebé pero ¿y en la mamá? ¿Quién piensa en la mamá? Muy pocos. Aunque he de decir que yo en ese sentido sí que tuve mucha suerte.
Ya habéis visto lo difícil que puede llegar a ser este periodo (hay distintos grados, claro está), pues imaginaos cómo habría sido sin los cuidados que me brindaban mi súper tía-matrona a domicilio, mis padres, mi hermana, J... ¡habría sido un infierno!
Ser papá también es difícil, no lo niego y también os dedicaré una entrada con cuidados para vosotros, pero no nos engañemos, que la que tiene el cansancio físico y psicológico mayor, es la madre, y a ella no le queda más remedio que aguantar lo que le echen y atender a su dependiente bebé y encima bajo la atenta mirada de muchos ojos que la van a juzgar y a criticar si no lo hace o si no se siente "como se supone que debería".
La SUERTE de tener a J...
Así que, el objetivo de esta entrada no es otro que el de elogiar a J y daros mucha envidia por el marido que tengo... ¡que noooo! ¡que no solo es ese!😝
Es cierto que J es un marido y un padre 10, con sus cosas como todo ser humano, pero en cuestión de deshacerse en cuidados hacia aquellos a los que quiere... ¡J no tiene medida! Así que estoy tremendísimamente orgullosa de él (espero ser capaz de transmitirlo a lo largo de todo el blog).
Y es que gracias a mi primer embarazo y postparto, empecé a darme cuenta de la inmensa suerte que tengo con J: no estaba sola, pero de verdad, no estaba sola, no tenía que preocuparme por NADA (de ahí que me sintiera aún más desagradecida en mis momentos de tristeza). Y he de decir también, que si J es así es principalmente gracias a la educación que ha recibido de su madre, así que a ella también la estoy tremendamente agradecida por ello.
Todos sabemos que las comparaciones son odiosas, pero cuando nació S, viendo a otros papás que conozco y viendo a J... me dí cuenta de todo lo que realmente los padres podéis hacer por nosotras en esos momentos tan delicados. Muchas cosas son "nimiedades", pero yo siempre digo que en esos detalles está la diferencia. Por ejemplo:
Durante el embarazo podéis...
- Escucharnos, que también tiene sus momentos duros.
- Darnos ánimos con esas náuseas (sujetadnos el pelo, traednos la palangana, traednos agua las veces que haga falta...)
- Si le hemos cogido asco a alguna comidilla... no la comáis tampoco (J dejó de comer un montón de cosas porque yo no soportaba ni el olor de la comida ni luego el que se le quedaba a él...)
- Respetar y entender que tengamos muchos momentos (que a veces pueden durar bastante) de inapetencia sexual...: nos sentimos hinchadas, con náuseas, cansadas, con dolor de cabeza, a veces de útero y de riñones... en esas circunstancias a lo mejor no nos apetece... (a lo mejor sí, pero puede ser que no).
- ¿Que nos vemos hinchadas y no muy atractivas? Pues decidnos que no, que todo lo contrario (aunque nosotras sepamos que no es verdad 😂).
- ¿Que tenemos miedos, dudas, angustias, deseos de salir a hacer compras para tener todo preparado...? De nuevo podéis escucharnos, comprendernos y llevarnos a comprar lo que en nuestra cabeza haga falta.
- Sé que a veces podemos ser muy "pesadas" hablando solo del bebé, de cuando llegue el bebé, de nuestras expectativas, de nuestros sueños... pero necesitamos que nos escuchéis de nuevo.
- Podéis llevarnos, traernos, ir a buscarnos... siempre que haga falta y sea viable, sobre todo cuando ya estemos gorditas y cansadas... que lo agradeceremos seguro (quién no cambiaría el asiento del coche cuando sales de trabajar a las mil por el del metro que ni siquiera lo tienes asegurado por mucha pegatinita de reservado que haya...).
- No comáis jamón... delante nuestro 😭.
- También ayuda mucho que nos "obliguéis" a salir de casa (aunque no nos apetezca), y que penséis planes chulos para aprovechar el tiempo que queda como "pareja sin niño". ¡Sed muy románticos, que lo de ser solo dos tardará muchos años en volver!
- Y el que se lleva la palma... podéis cocinar... aunque no sepáis, aunque creáis que se os da fatal... no digo todos los días como mi J (que ya es el chef oficial de la casa) pero de vez en cuando... no está de más, sobre todo en los primeros meses con sus náuseas. ¡No sabéis lo agradecida que estoy a J por eso!
Desde luego... yo sé que estuve en palmitas. J me llevaba y me traía, me preparaba el desayuno, la comida y la cena, se levantaba el primero y se acostaba el último, si me había preparado algo de comer y yo le cogía asco en mitad de la comida, se levantaba y me preparaba otra cosa, si le pedía mil veces un vaso de agua me traía mil veces el vasito de agua, si le pedía que fuera él a la compra, que cambiáramos de gel, de champú, que dejara la puerta de la cocina cerrada, que no fuéramos a tal sitio... lo hacía con todo el amor del mundo. Y eso... es impagable, nunca podré agradecérselo suficiente.
Durante el postparto... y el tiempo que haga falta:
- Escuchadnos, digamos lo que digamos (que a veces diremos cosas que no queremos en momentos de estrés... pero vamos, como todos), escuchadnos, ofrecednos vuestro hombro para llorar si lo necesitamos, las veces que haga falta.
- Durante el tiempo que sea necesario... no seáis solo chefs (😉😉)... poned lavadoras, limpiad, recoged, id a la compra... haced todas las tareas del hogar que podáis porque nuestra tarea es... MATERNAR.
- Obligadnos a salir de casa... no a ver a tus padres o a los suyos... sino a dar un paseo como recién estrenada familia (los tres juntitos y solitos), a tomar el solecito o el fresquito, llore el niño o no llore. Estar encerrados en casa... no es bueno para ninguno, os lo digo yo, y los papás mal que bien salís aunque sea para ir a trabajar cuando se os acaba la baja... pero nosotras nos quedamos en casa con el bebé, que oye, es precioso y yo no lo cambio por nada, pero los días se hacen largos, la paciencia se agota y las emociones y la mente te juegan malas pasadas. El aire libre refresca los pensamientos, los sentimientos y las emociones, refresca el ambiente... arregla muchas cosas y previene otras.
- Coged al bebé de vez en cuando para que nosotras podamos ir al baño, ducharnos, darnos crema, desconectar... lo que sea. Aunque llore, aunque os rechace y aunque a nosotras nos cueste que llore (yo lo llevaba fatal), intentad calmarlo, aunque no lo consigáis, pero intentadlo (que os oigamos intentarlo 😂).
- (Esta es de libro... pero por si acaso...) Por las noches, levantaos vosotros a cambiar pañales o a hacer biberones (si le dais biberón) o incluso a darnos apoyo moral con la lactancia (recuerdo que las pocas veces que no pude darle el pecho a S en la cama, J se levantaba conmigo al sofá... para mí era un consuelo verle a mi lado, aunque se le cerraran los ojos al pobre 😂).
- De nuevo decidnos lo guapas que estamos, hasta en pijama y sin duchar (aunque, de nuevo, nosotras sepamos que no es verdad 😝).
- Si nadie tiene que juzgar a una madre... vosotros menos. Por favor no nos juzguéis si nos sentimos tristes, o agobiadas, o torpes... y defendednos ante quien sea (sea quien sea...) si nos juzgan delante vuestro.
- Por favor... controlad las visitas si os lo pedimos, aunque no lo entendáis, aunque a vosotros os apetezca ver a fulano o a mengano, por favor, no sabéis realmente por lo que puede estar pasando la madre, si lo pide... será por algo.
- Apoyadnos si hemos decidido dar lactancia materna exclusiva. Tendremos muchos momentos de bajón y querremos tirar la toalla, pero si sabéis que realmente es importante para nosotras... no nos dejéis abandonar. Ayudadnos a buscar información, invitadnos a buscar ayuda profesional, aprended vosotros también de lactancia si hace falta... Lo que sea, pero apoyadnos.
- Si veis signos de que algo no va bien en nosotras, creéis que necesitamos otro tipo de ayuda, que podemos estar cayendo en una depresión... animadnos a ir a un especialista y apoyadnos durante todo el proceso.
Seguro que habría muchísimas más cosas (que también dependerán de las circunstancias de cada pareja), pero estas son las que se me ocurren a priori que podrían haberme ayudado, y de hecho me ayudaron, ya que J hizo la gran mayoría de ellas... y las que no hizo fue porque en aquel momento no sabíamos de su importancia (o existencia), pero ahora lo sabemos y para los siguientes enmendamos y enmendaremos los errores que cometimos en el postparto de S (cometeremos otros, pero esos no).
¡Ánimo papás, sois FUNDAMENTALES!
¿Y vosotras? ¿Os sentisteis apoyadas por vuestra pareja en aquellos momentos? ¿Qué cosas fueron las que más os ayudaron? ¿Qué habríais necesitado? ¡Contadme por aquí o en Redes Sociales!
Eso sí... os prometo que en esos momentos dimos gracias infinitas por que J estuviera en el paro... ¡gracias a eso pudo estar con nosotros casi 5 meses! Y ahí es cuando me dí cuenta una vez más de lo muchísimo que me cuida el Señor... Él sabía que necesitaría a J a mi lado durante mucho más tiempo que las dos semanas de baja de paternidad que había en ese momento... Y, sin yo saberlo, nos lo concedió 😊.
¿Y vosotras? ¿Os sentisteis apoyadas por vuestra pareja en aquellos momentos? ¿Qué cosas fueron las que más os ayudaron? ¿Qué habríais necesitado? ¡Contadme por aquí o en Redes Sociales!
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