¡Por fin domingo! Y seguimos con La Historia de S. Hoy comienza el turno de las famosas "visitas en el hospital". Tanto me afectó el tema de las visitas que mi cabeza las ha clasificado automáticamente en grupos: las del hospital, las de la llegada a casa, las de casa... 😂
Llevo cuatro años con unas ganas tremendas de desahogarme sobre este tema... aunque sé que es delicado porque podría parecer una completa desagradecida, y no se trata de eso. Pese a todo lo que me agobió y me afectó el tema de las visitas (de hecho a día de hoy nos sigue afectando el tema en casa), visto con perspectiva soy capaz de descubrir lo tremendamente afortunados que somos de tener a tanta gente que nos quiere.
Y aunque, desde luego, os regularía el horario de llegada a los que estuvisteis allí esa "tarde de parto" desde el minuto cero 😂 del resto no cambiaría nada, gracias a que fue como fue, la recuerdo casi al detalle, como una tarde súper especial en la que, aunque agobiada por lo que anticipaba que vendría, me sentí muy muy querida y afortunada.
Vamos con el post...
La primera tarde en el hospital
Colocaron mi cama en su sitio, en la que iba a ser nuestra habitación los próximos cinco días (como ya expliqué, lo normal en parto vaginal son dos días de ingreso, pero por el antibiótico para el desgarro, nosotros nos teníamos que quedar cinco).
Quité a S volando del pecho (primera consecuencia de las visitas megatempranas) y "me vestí" un poco como pude. Aún tenía la anestesia. Las horas siguientes se me pasaron volando.
Después de la visita exprés (porque el pobre no tenía más tiempo) de nuestro sacerdote F, empezaron a llover regalos sobre la cama: una parejita de muñecos de parte de mis padres, un pulpo-peluche sensorial y una cazadora chulísima también de parte suya, un oso panda de peluche de mi hermana (que aparecerá en más entradas porque tiene mucha historia), una planta de bienvenida y una mantita de apego de la madre de J, una cesta con todo lo que necesita un bebé para el aseo de parte de la tía de J... y eso era solo el principio.
Mi pobre tía A entró a dejarme la merienda (bieeeen, después de más de 24h en ayunas por fin podía comer algo) y se fue a casa a recoger a mi abuela y a prepararse porque encima tenía guardia esa noche.
¡Qué alegría! Todos estaban súper contentos, no hacían más que repetir que S era un bebé guapísimo (y era cierto) Uno a uno fueron cogiendo a S, que estaba completamente aletargado (me dijeron que los niños cuando nacen se aletargan unas horitas para irse acomodando poco a poco a su nuevo entorno) y se hicieron las fotos de rigor mientras yo disfrutaba de mi merienda.
Luego vino mi amiga P con su madre, justo para despedirse porque al día siguiente se marchaba a trabajar a Cádiz, y nos trajo un peluche dinosaurio y un globo que todavía se conserva.
También vinieron mis amigos C y C, ¡ah! y J el novio (ahora marido) de mi hermana (que vino con mi familia). La última en llegar fue mi abuela N, ahora orgullosísima bisabuela.
Pasó toda la tarde, entre risas, felicitaciones y lluvia de regalos, y ya no recuerdo ni la hora que era cuando mi pobre tía A entró en la habitación para "aligerar" la salida de las visitas (la pobre siempre se queda con el papel de "mala"). Me dio mucha pena que se marcharan todos, pero por otro lado, necesitaba descansar y hacer cosas básicas que no había podido hacer con tanta visita como ir al baño, vestirme, ponerme las braguitas...
Y después... por fin... silencio.
¡Alto!
Antes de seguir contándoos (ahora viene un momento precioso y duro a partes iguales, en el que por fin nos quedamos solos los tres) me veo obligada a hacer un paroncillo en la historia para comentar este tema que considero FUNDAMENTAL: la necesidad que tenemos algunas mamás de vivir un POSTPARTO EN INTIMIDAD y lo poco que esa necesidad es respetada tanto por la sociedad, como por las propias familias...
Esa primera tarde de visitas en realidad fue muy light comparado con los días siguientes en el hospital. Yo estaba eufórica, no notaba aún el cansancio, ni las heridas, ni lo duro de la lactancia... pero a partir de esa noche... todo se volvió un poco más oscuro.
Y es que antes de dar a luz no puedes imaginarte lo que te puede llegar a afectar la horda de visitas que van a irrumpir en tu habitación (o en tu casa) exigiendo ver, tocar y coger a tu bebé sin control... Al menos eso es lo que nos pasó a nosotros (tan primerizos éramos que hasta esto nos pilló de nuevas 😂).
Por eso, viendo la situación con perspectiva (de meses) y preparándome para el parto de R, se me ocurrió escribir este Plan de Postparto.
¿Que no sabéis lo que es?
Mi Plan de Postparto
Muchas mamás, cuando van a dar a luz, hacen un Plan de Parto, es decir, redactan un documento en el que escriben sus deseos y expectativas sobre cómo quieren que sea el parto, deseos que, en la medida de lo posible, el equipo que la atenderá en el hospital debe respetar.
Antes de seguir contándoos (ahora viene un momento precioso y duro a partes iguales, en el que por fin nos quedamos solos los tres) me veo obligada a hacer un paroncillo en la historia para comentar este tema que considero FUNDAMENTAL: la necesidad que tenemos algunas mamás de vivir un POSTPARTO EN INTIMIDAD y lo poco que esa necesidad es respetada tanto por la sociedad, como por las propias familias...
Esa primera tarde de visitas en realidad fue muy light comparado con los días siguientes en el hospital. Yo estaba eufórica, no notaba aún el cansancio, ni las heridas, ni lo duro de la lactancia... pero a partir de esa noche... todo se volvió un poco más oscuro.
Y es que antes de dar a luz no puedes imaginarte lo que te puede llegar a afectar la horda de visitas que van a irrumpir en tu habitación (o en tu casa) exigiendo ver, tocar y coger a tu bebé sin control... Al menos eso es lo que nos pasó a nosotros (tan primerizos éramos que hasta esto nos pilló de nuevas 😂).
Por eso, viendo la situación con perspectiva (de meses) y preparándome para el parto de R, se me ocurrió escribir este Plan de Postparto.
¿Que no sabéis lo que es?
Mi Plan de Postparto
Muchas mamás, cuando van a dar a luz, hacen un Plan de Parto, es decir, redactan un documento en el que escriben sus deseos y expectativas sobre cómo quieren que sea el parto, deseos que, en la medida de lo posible, el equipo que la atenderá en el hospital debe respetar.
Bien, yo no hice nada de eso porque estaba totalmente confiada en las manos que iban a atenderme, así que no me hizo falta... pero viendo aquellos días con perspectiva me habría gustado hacer un "Plan de Postparto en el hospital" (también debería haber habido uno para la llegada a casa 😂) porque el aluvión de visitas hizo que esos días (y en nuestro caso los MESES siguientes) fueran un auténtico caos vital, algo que nos desestabilizó muchísimo a S, a J y a mí, no favoreció la instauración de la lactancia (y así nos fue) y en general nos afectó muchísimo en distintos niveles (algunos inimaginables en ese momento, pero que ya iréis descubriendo).
En mi Plan de Postparto, me habría gustado poner cosas como estas:
- En el momento de ir al hospital (para el parto) solo, repito, solo iremos J, la tía A y yo, los demás os tenéis que quedar en vuestras casas hasta nuevo aviso. (Gracias a Dios esto ya lo habíamos previsto y se lo fuimos haciendo saber a nuestras familias, los días en los que se acercaba la fecha de parto, y gracias a Dios, finalmente lo respetaron, aunque hubo alguna insistencia hasta el último momento 😂).
- Una vez haya terminado el parto esperaréis en casa un par de horitas antes de ir al hospital a conocer al bebé. ¿Por qué? Bueno pues porque esas dos horitas más de espera no son nada para los recién estrenados abuelos (tíos, primos o lo que sea) y son un mundo para la mamá recién parida. En esas dos horas, la mamá tendrá tiempo de descansar un pelín (sí, el parto cansa... y la dilatación, más si es el primer bebé), podrá comer tranquilamente (igual que el papá), podrá procesar todo lo que ha pasado, podrá hacerse un poco más a la idea de la novedad que supone para ella tener por fin a su bebé encima, podrá intentar enganchar a su bebé al pecho tranquilamente y en intimidad, podrá hablar y compartir con su marido cómo ha sido la experiencia (casi nada), y podrá hacer cosas tan vitales como ponerse las braguitas (sí, fundamental para no pasarse el resto de la tarde sin poder moverse de la cama en la que lleva muuucho tiempo e intentando que no se levante la sábana ni un poquito para que no se vea lo que hay debajo). ¡Fijaos qué poquito son esas dos horitas de espera para familiares y amigos y cuán útiles y necesarias pueden ser para la recién-estrenada-desorientada-mamá-primeriza!
- No hace falta que vayáis todos y cada uno de los días al hospital un rato laaaaargo, a los papás les encanta estar con los suyos (y nada mejor que la familia), pero con un ratito cada día es suficiente (no hace falta estar toda la mañana, una horita está bien). Los nuevos papás y el bebé también necesitan pasar tiempo a solas en el hospital para cosas tan sencillas como ducharse, peinarse un poco, seguir aprendiendo el tema lactancia, enterarse de lo que dicen las enfermeras... ya hay suficientes visitas (y entradas y salidas de enfermeras, médicos, auxiliares...) y vosotros podréis disfrutar del bebé más adelante... ¿Lo mejor? Preguntad cada día a la mamá y aceptad su respuesta con humildad.
- Respetad tanto los horarios de visita del hospital (por algo están puestos), como los horarios de descanso... igual los recién estrenados papás necesitan una siesta para reponer fuerzas (allí que pueden).
- Procurad no agobiar con cosas como "el bautizo, el registro, el médico, en mi época, el pecho, el chupete, la ropa, el abrigo, los regalos..." Cada día tiene su afán y en esos momentos los papás no pueden registrar ni gestionar tantas cosas de golpe.
- Lavaos las manos antes de tocar a la mamá o al bebé, no os sentéis en la cama de la mamá, ni en la butaca en la que da de mamar a su pequeñito... por higiene más que nada, fundamental en unos momentos muy delicados.
- Y, sinceramente (sintiéndolo de nuevo), no hace falta que al hospital vaya hasta "la tía segunda del hermano primero de mi primo del pueblo"... entiéndase lo que quiero decir: con la familia y amigos más cercanos es suficiente... ¡la intimidad en el postparto es tan necesaria...! Los demás pueden esperar a conocer al bebé, no pasa nada por no haberlo visto en el momento uno, ni en la primera semana, ni en el primer mes... aunque de esto seguiré hablando (y hoy en día con Whatsapp, menos prisa debería haber aún).
- Amigos cercanos, familiares lejanos (es decir, más allá de los padres y hermanos de él y de ella), amigos lejanos, compañeros del trabajo, ex-compañeros del trabajo etc... no os presentéis sin preguntar A LOS PAPÁS antes.
- Por último, lo siento muchísimo, pero por su bien y por el bien de su bebé, la mamá es la que manda, y si dice NO, es NO. Respetad sus deseos y sus agobios... ¿que necesita estar arropada por sus padres y hermanos pero también necesita un poco menos de la presencia de otras personas (algo completamente lógico)? No os ofendáis, comprended y respetad, es importante y tampoco es para tanto... recordad los momentos en los que vosotros estabais en el lugar de los recién estrenados papás.
De verdad... los días en el hospital desgastan muchísimo, son un auténtico agobio, todo es nuevo, el cansancio pesa, las heridas del parto duelen, los profesionales te dan demasiada información... ¡a veces es necesario reclamar un postparto en intimidad! Y yo, definitivamente, no lo tuve y esa herida se sigue abriendo en nuestra familia de vez en cuando.
Como os digo, aquella tarde en el fondo fue maravillosa, pero lo que pasó a partir de esa noche y los días siguientes en el hospital lo dejamos para el domingo que viene que con lo de hoy ya hay bastante que procesar...
Como os digo, aquella tarde en el fondo fue maravillosa, pero lo que pasó a partir de esa noche y los días siguientes en el hospital lo dejamos para el domingo que viene que con lo de hoy ya hay bastante que procesar...
¿Y a vosotr@s, os agobiaron tantísimo las visitas?
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