Mis expectativas
Cuando en mi cabeza me imaginaba embarazada (mucho antes de estarlo) me veía como en las películas. Sí... vomitaría elegantemente por las mañanas durante los tres primeros meses... (elegantemente, insisto) pero ya. El resto del día sería una especie de "criatura fantástica y delicada" con un halo de energía especial, deseando ver su tripita y no dejar de acariciarla, vestida de feminidad, alegría y una vez más, elegancia, manteniendo la figura y los tacones hasta el último momento e irradiando paz y felicidad constantemente (¿quién puede estar de bajón estando embarazada?).
Además me encantaría que me tocaran la barriga, me vendrían antojos de lo más raro que mi maridín tendría que satisfacer al instante y no perdonaría mis placenteras siestas de mujer embarazada... (qué daño han hecho las películas 😂).
Pues una vez pasaron las seis primeras y pacíficas semanas... empecé a darme de bruces con la realidad (y de ahí ya no paré hasta... creo que no he parado aún 😂).
Mi realidad
Sé que hay embarazos malos, malísimos, realmente duros... Otros son buenos y buenísimos, y por último están los normales y los regularcillos. El mío fue de los normales, solo que, para variar, las expectativas que yo me había formado con la información que tenía eran demasiado idílicas... así que ese fue el primer baño de realidad que me dí en este camino hacia la maternidad...
Y como me encanta esto de soltar y desahogarme y de desmitificar y normalizar... os voy a ir enseñando mi bonita estampa de mujer embarazada en su primer trimestre de gestación.
Empecemos por...
Y como me encanta esto de soltar y desahogarme y de desmitificar y normalizar... os voy a ir enseñando mi bonita estampa de mujer embarazada en su primer trimestre de gestación.
Empecemos por...
Las famosas náuseas:
No descubro América, lo sé, lo de las náuseas nos lo sabemos todas... pero no es lo mismo oírlo que vivirlo...
¿Habéis visto alguna vez la típica imagen de una mujer embarazada, recién levantada, con su camiseta y sus braguitas blancas (por supuesto... todas dormimos así...), en el lavabo?
Bien... pues bajemos a la tierra. La realidad, o al menos mi realidad, era "yo con mis pelos de recién levantada, con mi bata de "maruja total" agachada en el retrete, echando... bilis, porque aún no había desayunado, con mi pobre J dándome ánimos desde la puerta" (eso solo fue en el primer embarazo, en el segundo ya me apañaba yo solita... bueno, con mi S de 15 meses 😂 que estuvo una temporada abriendo el váter e imitándome vomitar... muy bonito todo).
Y así cada mañana durante cinco laaargos meses (seguro que también habéis oído eso de que a las 12 semanas se te quitan...), nada más cambiar la posición horizontal de estar en la cama, por la vertical al poner un pie en el suelo.
Eso sí, esa estampa tan preciosa me confirmó una vez más que J me quiere con todo... vómitos incluidos :)
Me levantaba unas dos horas antes de entrar en mi cole de prácticas, y esas dos horas se me iban en desayunar dos o tres veces, porque en cuanto caían los primeros bocados de tostada en mi estómago... ¿qué pasaba? ¡Exacto! Al baño y vuelta a empezar...
La cocina no podía ni verla, por las mañanas J tenía que cerrar la puerta antes de que yo me levantara y pasara por delante, si abría la nevera lo siguiente que abría era la taza del inodoro...y esa fue la razón por la cual J es un experto chef (hasta entonces, osea el primer mes y medio de matrimonio, prometo que cocinaba yo) y lleva él el tema comida. Como veis, J es MARAVILLOSO porque no todos los maridos habrían tomado las riendas culinarias para evitar vómitos a su mujer... (sí, aún queda mucho camino por recorrer en este tema).
En resumen: no era solo cuestión de las mañanas, la sensación de inapetencia y de arcada constante duraba tooooodo el día, notaba perfectamente cada trocito de comida bailando en mi estómago... pero poco a poco fui descubriendo algún truquillo como el desayunar inmediatamente después de levantarme o hacer cinco comidas al día. Con llevar un paquete de galletas (lo sé, nada saludable, y encima tuve que cambiar varias veces de tipo de galletas a medida que las iba cogiendo manía) o una "frutita" en un tupper cortadita y peladita (gracias marido 💕) para la media mañana, era suficiente. La cuestión está en evitar a toda costa la sensación de vacío en el estómago e ir variando de olores y sabores todo lo que se pueda para no coger muchas manías.
Continuará...
Las náuseas son el principio, pero pronto se unirán sus mejores amigos: Ascos y Olores, y otros síntomas que igual no son tan conocidos como los mareos o las bajadas de tensión y de los que hablaremos en siguientes entradas.
¿Y vosotras, tuvisteis muchas náuseas en el primer trimestre? ¿Pararon a las 12 semanas? ¿Os imaginabais que iban a sentirse así o esperabais otra cosa?
¡Decidme en comentarios!
¿Habéis visto alguna vez la típica imagen de una mujer embarazada, recién levantada, con su camiseta y sus braguitas blancas (por supuesto... todas dormimos así...), en el lavabo?
Bien... pues bajemos a la tierra. La realidad, o al menos mi realidad, era "yo con mis pelos de recién levantada, con mi bata de "maruja total" agachada en el retrete, echando... bilis, porque aún no había desayunado, con mi pobre J dándome ánimos desde la puerta" (eso solo fue en el primer embarazo, en el segundo ya me apañaba yo solita... bueno, con mi S de 15 meses 😂 que estuvo una temporada abriendo el váter e imitándome vomitar... muy bonito todo).
Y así cada mañana durante cinco laaargos meses (seguro que también habéis oído eso de que a las 12 semanas se te quitan...), nada más cambiar la posición horizontal de estar en la cama, por la vertical al poner un pie en el suelo.
Eso sí, esa estampa tan preciosa me confirmó una vez más que J me quiere con todo... vómitos incluidos :)
Me levantaba unas dos horas antes de entrar en mi cole de prácticas, y esas dos horas se me iban en desayunar dos o tres veces, porque en cuanto caían los primeros bocados de tostada en mi estómago... ¿qué pasaba? ¡Exacto! Al baño y vuelta a empezar...
La cocina no podía ni verla, por las mañanas J tenía que cerrar la puerta antes de que yo me levantara y pasara por delante, si abría la nevera lo siguiente que abría era la taza del inodoro...y esa fue la razón por la cual J es un experto chef (hasta entonces, osea el primer mes y medio de matrimonio, prometo que cocinaba yo) y lleva él el tema comida. Como veis, J es MARAVILLOSO porque no todos los maridos habrían tomado las riendas culinarias para evitar vómitos a su mujer... (sí, aún queda mucho camino por recorrer en este tema).
En resumen: no era solo cuestión de las mañanas, la sensación de inapetencia y de arcada constante duraba tooooodo el día, notaba perfectamente cada trocito de comida bailando en mi estómago... pero poco a poco fui descubriendo algún truquillo como el desayunar inmediatamente después de levantarme o hacer cinco comidas al día. Con llevar un paquete de galletas (lo sé, nada saludable, y encima tuve que cambiar varias veces de tipo de galletas a medida que las iba cogiendo manía) o una "frutita" en un tupper cortadita y peladita (gracias marido 💕) para la media mañana, era suficiente. La cuestión está en evitar a toda costa la sensación de vacío en el estómago e ir variando de olores y sabores todo lo que se pueda para no coger muchas manías.
Continuará...
Las náuseas son el principio, pero pronto se unirán sus mejores amigos: Ascos y Olores, y otros síntomas que igual no son tan conocidos como los mareos o las bajadas de tensión y de los que hablaremos en siguientes entradas.
¿Y vosotras, tuvisteis muchas náuseas en el primer trimestre? ¿Pararon a las 12 semanas? ¿Os imaginabais que iban a sentirse así o esperabais otra cosa?
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