De nuevo necesito desconectar un poco (que no olvidarme) de lo que está pasando ahí fuera, pensar en otras cosas para afrontar los días de otra manera e intentar mantener a raya la ansiedad. Así que os aviso... de que estoy escribiendo mucho últimamente 😂.
Hoy continúo con la Historia de M. En el post del parto os contaba que mi M había nacido pisando fuerte y curando alguna heridilla que tenía por ahí enquistada... Pues en el postparto ha seguido en esta línea.
Esta vez sí que me he sentido cuidada por mi entorno durante el postparto, he notado preocupación por cómo me encontraba yo después de nacer M y... ¡ha sido genial sentirme tan tenida en cuenta! Así que entre eso y que M "ha puesto" las cosas súper fáciles, cuando me escribían para preguntarme qué tal estaba yo, casi siempre respondía que estaba siendo el postparto de la reconciliación.
Y es que es así como lo siento. Muchas cosas de M, o de lo que está sucediendo actualmente, me han recordado al postparto de S, así que podría estar siendo un postparto tan duro como el suyo, pero no, gracias a aquella experiencia y a todo lo que aprendí, está siendo igual, pero diferente ¡estoy conociendo el lado romántico de la maternidad! (Ese que pensé que no existía... ¡pues sí, también existe!)
¡Os cuento por qué creo que ha sido tan precioso, empezando por los días en el hospital!
Las primeras horas con M
Después de coserme el desgarrito nos pasaron de nuevo a la sala de dilatación en la que habíamos estado: era el momento "sagrado", el ratito de Piel con Piel. Como me pasó con R, era de noche, así que teníamos la tranquilidad de que nadie nos estaba esperando ¡teníamos todo el tiempo del mundo!
M era (es) una auténtica monada: chiquitín, tranquilito, calentito, acurrucadito y hecho una bolita... ¡me derretía solo con mirarle y eso NUNCA ME HABÍA PASADO con un recién nacido!
¿Por qué ese cambio ahora? ¿Sería por todo lo que había estado disfrutando del embarazo con mis peques? ¿Por las preocupaciones de las últimas semanas y las ganas que tenía de tenerle ya en brazos? ¿Por las experiencias previas con S y R? ¿Porque había sido mi primer parto sin nada de oxitocina artificial? ¿Porque al ser el tercero mi cabeza y mi corazón ya sabían un poco mejor lo que significa "realmente" la maternidad? Ni idea... pero el caso es que así me sentía ¡con ganas de comérmelo a besos y no soltarle nunca!
Y en esa admiración estaba cuando se enganchó al pecho sin ningún problema, prácticamente solito, ¡otro subidón! ¡No se me había "olvidado" 😂! Así estuvimos un bueeen rato, el pobre J respondiendo whatsapps eso sí, pero yo disfrutando únicamente de M, en silencio y con la luz muy flojita, como debe ser.
Cuando pasó un tiempo (no sé cuánto) ya entraron para llevarnos a planta. Yo empecé a decirle a mi tía que no se preocupara por el desgarro que ya sabía lo que tenía que hacer y que iba a estar bien... Y para mi sorpresa, mi tía me contestó que el desgarro ¡no había sido para nada como el de S! Que era como una episiotomía, de dos puntitos, nada más, así que no tenía que hacer nada extraordinario.
¡Qué alegría me llevé! Al notarlo en el momento del parto a mí me pareció un desgarro tan enoooorme como el de S, pero no ¡no era enorme! No iba a tener problemas al ir al baño, ni antibióticos, ni dietas laxantes, ni falta de control de esfínteres, ni más días de ingreso... ¡Era fantástico, la noticia que necesitaba para poder disfrutar ya del todo de mi postparto!
La primera noche en el hospital
Y con esa súper noticia llegamos a nuestra habitación para las próximas 48 horas. Eran casi las 12 de la noche. Me despedí de mi tía y de J. Habíamos decidido que J vendría a casa a dormir con S y R y mi madre se ofreció a venir conmigo al hospital.
Por un lado me daba mucha pena no poder estar con J y que se perdiera la primera noche de M, pero sabíamos que era lo mejor para S y R y que, desde luego, yo iba a tener una preocupación menos sabiendo que ellos estaban bien y no nos iban a extrañar a los dos (mis hijos nunca han dormido sin nosotros, para bien y para mal).
Me trajeron la cena y las enfermeras me la acercaron a la cama porque aún no podía levantarme (mi pierna seguía dormida)... ¡llevaba casi 12 horas sin comer y me moría de hambre! Así que me incorporé, puse a M al pecho y recordé con paz lo que era comer con una mano, mancharlo todo y no poder levantarme a por el pan que se me cayó al suelo... ¡con las ganas que tenía de mojarlo en la salsita del filete! Pero... ¿sabéis qué? Que con S y esa "tontería" del pan me habría quejado seguro, pero con M... ¡incluso me salió una sonrisa!
Terminé de cenar y por fin llegaron mis padres. Mi padre nos dio un beso a cada uno y se fue solito a casa el pobre, y mi madre se quedó con M y conmigo a pasar la noche... Fue genial porque, como buena madre que es, en cuanto M se movía un pelín ella ya estaba tan despierta como yo 😂 casi ni me tuve que levantar de la cama, lo cogía ella y me ayudaba a cambiarle el pañal, a calmarlo, a volver a ponerle al pecho...
Y así, de 3 horas en 3 horas, pasamos la primera noche, descansamos muy poco, eso sí, pero yo estaba feliz de tener a mi M bien pegadito... ¡de verdad, es una sensación mágica!
Los días mágicos del hospital
Los días en el hospital fueron igual de románticos. Las únicas visitas que permitimos fueron las de nuestra familia más cercana y por supuesto las de S y R. Ninguna más, no, y lo mejor es que fui capaz de decir que no cuando hizo falta y no pasó nada, bueno, pasó mucho, pasó que la estancia en el hospital fue maravillosa.
Imaginad... gran parte de los días en el hospital estaba YO SOLA CON M... ¡sola! En silencio, disfrutando de la lactancia (que también ha sido difícil, pero os lo cuento en otro post), disfrutando de M, haciendo mucho piel con piel, descansando juntos, en la cama o en el sillón... ¡Una maravilla! Y eso creo que ayudó a que empezara a crear un vínculo precioso con M ya desde el hospital, algo que con S y R no me había pasado... Sinceramente ¡Yo quiero que sean así todos mis postpartos! (porque si Dios quiere aviso de que habrá más 😂)
Os diré que me dio tiempo incluso a leerme el libro que me llevé al hospital y parecerá una tontería, pero eso me hizo sentir GENIAL porque además, es un libro precioso que terminó de prepararme para lo que venía con M (también os lo contaré más detenidamente). Como veis... nada que ver con los días en el hospital con S. Los días en el hospital con M fueron paz, satisfacción, mucho aprendizaje (porque estuvimos re-aprendiendo la lactancia de nuevo, ya os contaré) pero aprendizaje del que me gusta: con calma, mucha motivación, mucho tiempo para practicar y en confianza.
¡Así sí! Estoy segura de que eso ayudó muchísimo a que me siguiera "enamorando" de M, a que él estuviera tranquilo y pudiera dormir, comer y estar con su madre todo el tiempo que fuera necesario, en lugar de escuchando jaleo e ir pasando constantemente de brazo en brazo. Tuve mucho tiempo para darme cuenta de que M era precioso y de que le quería un montón ya, de que me salía quererle desde el momento cero... y eso nunca me había pasado.
Y claro que hubo parte dura: los puntos estaban ahí, el cansancio, los entuertos (que al ser el tercero son súper dolorosos), el dolor de espalda de la epidural, el despedirme de un S que lloraba desconsolado cuando vino a visitarme, las grietas en el pecho y la subida de la leche que esta vez empezaron allí... pero mi cabeza y mi corazón tenían paz y eso, en mí al menos, hace que todos los demás "dolores" se vean más pequeños.
Gracias
Así que después de esos días en el hospital solo me salía dar GRACIAS.
Gracias a tod@s los que estuvisteis pendientes de cómo estaba yo, a los que me llamasteis o me escribisteis por cualquier vía. Gracias a mi madre por "dormir" dos noches seguidas en ese incómodo sofá y levantarse a ayudarme cada vez que M lloraba. Gracias a J por quedarse con S y R y perderse esos primeros días de M. Gracias a mi tía por cuidarnos durante otros 9 largos meses de embarazo, por bendecir a M, por ayudarme una vez más a re-aprender la lactancia, por los parches maravillosos, por estar tan pendiente de que todo vaya lo mejor posible... Gracias. Gracias a mi hermana y a su marido por acompañarnos siempre, pero muy especialmente durante el eteeeeeerno último día en el hospital y por traernos merienda.
Gracias por los súper regalos que nos llegaron al hospital, sobre todo por una cestita de desayuno maravillosa con la que un matrimonio muy especial para nosotros nos recordaba LO VERDADERAMENTE IMPORTANTE de todo esto (sigo desayunando pantumaca con jamón todos los días desde entonces 😂... bueno menos los viernes de cuaresma 😜).
Y desde luego... Gracias a todos los que entendisteis que era mejor esperar para conocer a M (aunque las circunstancias actuales nos estén obligando a esperar mucho más tiempo del deseado), tengo muchísimas ganas de presentároslo.
Gracias también por leerme 😊 y ánimo, ya queda menos para que le ganemos el pulso a esta pandemia 💪
Cuando hablamos del postparto de S compartimos experiencias de postpartos "difíciles", pero ahora ¿me contáis experiencias de postpartos "románticos"? ¿Qué cosas favorecieron la creación del vínculo con vuestros bebés? ¿Fue nada más nacer? ¿Hubo diferencias entre el primero y los siguientes? ¡Contadme por aquí o por Redes Sociales!
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