Y si nos pilló el toro con la Corona de Adviento, este año nos pilló el toro también con el Calendario. Desde el año pasado he observado que las Redes se llenan de Calendarios de Adviento de toooodo tipo, más allá de los típicos que traían chocolatinas: que si una actividad navideña con los peques por día, que si un juguetito o muñequito por día... e incluso, hay Calendarios de Adviento de marcas de cosméticos que traen un pequeño producto en cada casilla...
Pero ¿qué es un Calendario de Adviento? ¿Para qué sirve realmente? ¿Por qué se usan?... Creo necesario aclarar a mis hijos estas cosillas ante tal bombardeo de "otras cosas" y hacer todo lo posible por conservar la esencia del Adviento al menos en mi pequeña parcelita de poder: mi casa.
(Sí, hoy toca post "trascendental" 😀 pero tengo la necesidad de compartirlo)
Hasta el año pasado utilizábamos unos propósitos que encontramos en Internet y que sí, nos ayudaban a prepararnos para la Navidad, pero eran tan genéricos que nos faltaba verdadera implicación. Pero este año... este año "tan especial" que estamos viviendo, siento la necesidad de ir más allá con nuestra manera familiar de prepararnos para la Navidad.
Este año, el Señor nos ha dicho (personalmente como familia) por activa y por pasiva y de todas las maneras posibles, que estamos llamados a ser HOGAR, así, con mayúsculas. Un verdadero HOGAR para nosotros, entre nosotros y cuyo "calorcito" pueda llegar en algún momento a los demás en la medida de lo posible (incluso a pesar de nuestros muchísimos defectos, porque Él trasciende a esos defectos), pero... para que eso sea posible, primero tiene que haber ese "calorcito" dentro.
¿Y cómo nos ha dicho el Señor todo esto? Pues con el nacimiento de M, con el postparto de M sin ninguna visita debido al confinamiento, con el propio confinamiento que nos dio la maravillosa oportunidad de vivir intensamente (para "bien y para mal") exclusivamente con nosotros 5 y con Jesús Resucitado que se coló dentro de nuestra casa aún con sus puertas cerradas (Él sabe cómo hacerlo), con una casa nueva que hemos tenido que convertir literalmente en un hogar (externamente, porque estaba vacía, e internamente, porque hay que llenarla de momentos familiares nuevos que hagan crecer nuestras raíces en ella) y ahora... con unas Navidades que pintan diferentes, muy diferentes a las que estamos acostumbrados.
Las Navidades SE VAN A CELEBRAR, van a tener lugar con Coronavirus o sin él, con cenas o sin cenas, porque gracias a Dios, Jesús trasciende a todo eso y a ÉL le vamos a poder recibir igual... igual o incluso, MEJOR.
Ha llegado el momento de "comprobar" (por nosotros mismos) que era verdad lo que decíamos a los niños en nuestra época de catequistas con las típicas "obras de teatro de Navidad": que lo importante de la Navidad no son los regalos, ni las fiestas, ni las vacaciones, ni las cenas, ni... aunque nos duela en el alma, las reuniones familiares. Que todo eso carece de sentido si en el centro no está ÉL, que es el Único con el que verdaderamente tenemos que reunirnos en Navidad (con el resto, si se puede, genial, pero si no se puede... habrá que ofrecer ese sacrificio porque seguro que da mucho fruto).
Así que... para conseguir algo que humanamente creo que es difícil (para nosotros, al menos, lo es) este año he pasado de los propósitos genéricos y he escrito los nuestros propios. Espero que nos ayuden a crear un verdadero HOGAR para Jesús recién nacido.
En uno de sus libros, uno de mis preferidos, tiene un capítulo precioso sobre el Recién Nacido. En él dice que el primer "ambiente preparado" de un bebé es la barriga de su madre y ese ambiente preparado suele ser perfecto, porque la naturaleza se encarga de que así sea (y todos sabemos qué Divina Mano está detrás de esa Naturaleza). Pero de repente "es obligado" (para poder seguir viviendo) por la propia naturaleza a salir de ese ambiente maravilloso y... ¿dónde llega? Pues a una familia evidentemente "NO TAN PERFECTA".
La familia es el segundo ambiente preparado de ese bebé... y lo será durante una de las etapas más importantes de su vida, la que le dará raíces y alas, como dicen por ahí.
María Montessori define lo que debería ser ese ambiente familiar con estas palabras:
Y para mí, esas palabras son la definición más perfecta de HOGAR. Eso es lo que deseo para mi familia y en un HOGAR así me gustaría recibir a JESÚS recién nacido este año...
Así que juntando todo este batiburrillo de ideas que se agolpan en mi cabeza, me he parado a pensar qué cosas nos "faltan" en casa para conseguir ese HOGAR y he escrito un propósito por día, juntando un poco de Disciplina Positiva, un poco de Sentido Espiritual Montessori (no sé si conocéis la Catequesis del Buen Pastor, pero es Montessoriana total) y esto es lo que ha salido.
Con pleno conocimiento de que no es un calendario ni mucho menos perfecto porque está hecho por esta chica tan imperfecta, os lo dejo en PDF (estrellitas con número incluidas) al final del post y cada día intentaré compartir nuestro propósito en Instagram. Así podremos caminar acompañados en la distancia, que es algo que también sé de buena tinta que ayuda muchísimo. IMPORTANTE: El propósito número 5 es doble, no funciona uno sin el otro, nosotros lo hemos colocado en las dos partes de la tarjetita.
Os dejo las fotitos del proceso de elaboración de nuestro calendario por si os apetece hacerlo esta tarde con los peques (los propósitos empiezan mañana, día 1, pero podéis leerlos la noche anterior si vuestras mañanas son con muchas prisas):
1. Ponemos las cuerdas en el marco, anudándolas a cada lado. Nosotros hemos puesto 4 cuerdas para hacer 4 filas de 6 tarjetitas, pero dependerá del tamaño de vuestras tarjetas y vuestro marco. Las podemos fijar con una gotita de pegamento por detrás.
2. Hacemos las tarjetas con papeles de colores o papeles de regalo. El tamaño depende de nuestro marco y hay que tener en cuenta que las vamos a doblar por la mitad para colgarlas de la cuerda (o podemos usar 24 pinzas o 24 clips de oficina... pero así nos era más sencillo a nosotros.)
3. Recortamos las estrellitas con los números y las pegamos a las tarjetas. Nosotros aprovechamos para trabajar las cifras numéricas buscando la que tocaba.
4. Hacemos lo mismo con los propósitos. El 5 hay que pegarlo doble.
5. Decoramos la pinza que va a ir marcando el día en el que estamos. Nosotros le hemos pegado un trocito de Washitape, pero podéis pintarla, pegar pegatinas, dejarla lisa... lo que queráis.
¡Y listo!
¿Qué os parece? ¡Contadme si os animáis! ¡Que tengáis un feliz Adviento!
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