Hoy va entrada anecdótica/cortita.
Después de hablar de las náuseas y de todo lo que me sorprendió de ellas, os traigo otros dos síntomas del primer Trimestre de Embarazo. Estos también son bastante conocidos, pero de nuevo, no es lo mismo que te lo cuenten a vivirlo tú misma.
Lo de los olores es increíble... ¡aún hay algunos que me dan arcadas!
Los ascos y los olores, grandes compañeros de las náuseas, fueron mis segundos mejores amigos de este largo primer trimestre. Todo empezó por culpa de las lentejas, ¡y no pude volver a ver las lentejas en todo el embarazo!
Poco a poco, a las lentejas se fueron uniendo otras cosas como la leche (y tuve que cambiar mi adorado vasito de leche mañanero por zumo de naranja, al cual también tengo bastante más manía desde entonces), los cereales, las galletas de Dinosaurio (lo sé, son el demonio 😂), las Conchas Codan, los bollitos de leche con jamón y queso, las patatas con calabacín... (prometo que ahora como mucho mejor que antes, es uno de los cambios que ha obrado en mí la maternidad 😉).
Es alucinante cómo se intensifican los olores , de verdad, yo creo que es de las cosas que más me impactó del embarazo. Los malos se vuelven peores y los buenos se hacen insoportables de tanto olerlos (algo que nuevamente, no me esperaba como mamá primeriza que era). Tuve que cambiar de champú varias veces y lo mismo ocurrió con mi desodorante. La laca la guardé en el armario para nunca más volverla a sacar (nunca, sigo sin poder usarla) y ¡nada de perfumes! ¿¡qué es eso de estar todo el día perseguida por el maravilloso olor de una colonia?! Y los ambientadores... aún me sigue doliendo el estómago con el ambientador con olor a colonia de bebé...
También cogí asco al olor de las fruterías... ¡había cinco, ni más ni menos, en mi trayecto diario hasta mi cole de prácticas! Así que me pasaba el camino sorteándolas, cuando iba con tiempo, claro.
Recuerdo con horror el día que nos trajeron la mesa, las sillas y el sofá, porque mi salón apestaba a madera desde el descansillo (y así estuvo apestando hasta que nació S...). El olor a madera competía habitualmente con el aroma a ajo que desprendía un guiso de una de mis vecinas (yo creo que ya no lo hace porque no he vuelto a olerlo...)
Ahora, eso sí, con mi súper poder era capaz de detectar con la nevera cerrada que tal alimento o tal otro se estaba empezando a poner malo o que nos estaba empezando a salir una gotera en una habitación (verdad verdarera... también hay que ver la parte positiva de las cosas 😂).
Continuará...
Sí, sí, hay más... Pero mientras, contadme:
¿Qué ascos tenéis/tuvisteis vosotras? ¿También hay algunos que sigáis sin soportar aún habiendo pasado tiempo de vuestros embarazos o soy la única "tiquismiquis"?
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