Nos quedaban quince días justos para los exámenes y era la última semana de vacaciones de J. Las fiestas habían terminado y teníamos que ponernos a estudiar a tope, en nuestra mesita del salón, pegados literalmente a la calefacción para no morir de frío, uno enfrente del otro, haciendo trabajos con los ordenadores.
Había que estudiar pero... ¡me moría de dolor! Ya habían pasado cuatro días y, ni me había bajado la regla, ni habían parado los dolores, ni siquiera hacía efecto la manta eléctrica ya. Como estaba delante del ordenador, no pude resistirme a la tentación. Abrí Google y escribí en la barrita: "Síntomas de las primeras semanas de embarazo". Podría parecer que a pesar de mis luchas me había obsesionado, para mí era imposible que en la primera semana de embarazo se pudieran notar los síntomas, pero Google me haría salir de dudas. Os animo a hacerlo y veréis qué sale: en las primeras semanas de embarazo se agudiza el olfato (he ahí el famoso conejo al ajillo que me perseguía en Reyes) y puede haber dolor abdominal similar al de la menstruación, debido a que las paredes del útero están empezando a dilatarse para acoger a la criaturita... ¡claramente tenía que estar embarazada!
¡Qué emoción! ¡Siempre había querido ser madre joven! ¡Era lo mejor que me podía pasar! Me moría de ganas de gritar y contárselo a todo el mundo, pero me pudo la prudencia (creo que por primera vez en la vida) y pensé esperar de nuevo a ver si ese fin de semana me bajaba o no el periodo. Había que guardar silencio y hacer como si nada. Teníamos que estudiar.
Llegó el día previsto para comenzar un nuevo ciclo, pero no ocurrió lo que tenía que pasar. Esperé al domingo, y tampoco. Entonces me acerqué a una farmacia y pedí un test de embarazo por el que me soplaron 14 euros... ¡14 euros por una tirita que solo sirve para una vez! Era un robo pero no me quedaba más remedio, tenía que salir de dudas.
J empezaba a trabajar al día siguiente, así que en cuanto se fuera, me haría el esperado test. Así fue, me hice el test después de leer las instrucciones de arriba abajo, no había posibilidad de un segundo intento así que tenía que hacerlo bien a la primera. Procurando atinar, atiné. La próxima vez lo haré con un vasito de plástico... pero esto son cosas que aprende una después. Había que esperar los tres minutos más largos del mundo. Tenía ganas de gritar, pero me contuve... Dos rayitas rosas era positivo, una o nada, negativo.
Tic tac tic tac... y pasaron los tres minutos... ¿Una raya y media? ¡No ponía nada en las instrucciones de una raya clarísima y otra que apenas se veía! Y no podía ser negativo porque tenía todos los síntomas de que estaba embarazadísima. De nuevo Google tenía las respuestas. Escribí mi pregunta en el buscador añadiendo al final la marca del dichoso test y encontré lo que buscaba: a veces la segunda rayita puede ser muy tenue, pero aunque solo sea un esbozo el test es...¡¡¡POSITIVO!!!
¡Sí!!!! ¡Estaba embarazada! ¡Iba a ser mamá! Pero tenía que seguir guardando silencio, J debía ser el primero en enterarse de la noticia, y con los exámenes a la vuelta de la esquina y lo nervioso que estaba... decidí esperar al final de los exámenes para decírselo. Mientras mi pequeño y yo empezaríamos a conocernos en secreto.
Como era de suponer ese día me fue imposible estudiar. Me vi unas tres veces el documental "En el vientre materno" del National Geographic, descubrí un montón de madres bloggeras que hacían vídeos y tutoriales sobre un montón de cosas relacionadas con la maternidad, y cada vez me contagiaba más y más de la ilusión de ser mamá. ¡Siempre había querido ser mamá! ¡Iba a ser mamá! Iba a sentir a mi pequeñito creciendo dentro de mí, iba a ver cómo día a día crecía mi preciosa barriguita, iba a comprar un montón de ropita, a hacer otro montón de ropita y de cositas para mi niña (porque yo estaba convencida de que iba a tener una niña, siempre había querido niñas), iba a hacer una lista de nombres... ¡pero había que aprobar primero el semestre y tendríamos que terminar la casa lo más rápido posible!
Iba a muchas cosas... y ese mismo día hubo una que ya no pude hacer: comerme mi sándwich de salmón ahumado con espárragos... mmmm ¡qué rico iba a estar! ¡Pues no! Se me ocurrió buscar la lista de alimentos prohibidos durante el embarazo... ¡adiós salmón!
Pero era lo de menos, "todo por la salud de mi pequeñita", pensaba alegremente en esos momentos, sin ser consciente de cuán largos pueden llegar a ser nueve meses...
Y vosotras ¿notasteis esos síntomas de las primeras semanas de embarazo?
Y vosotras ¿notasteis esos síntomas de las primeras semanas de embarazo?
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