La semana pasada ya os anuncié que vendría este post... y mirad que le he dado vueltas. De hecho, hoy llevo desde las 3AM despierta literalmente dándole vueltas. Sé que es un tema muy delicado y sé que hablarlo por aquí me puede suponer muchas cosas, pero desde lo más hondo de mi corazón sé que es importante.
Antes que nada quiero aclarar que este espacio es mío. En él cuento todo lo que se apelotona en mi cabeza sobre mi maternidad, sin intención alguna de querer mostrarme perfecta porque queda claro que no lo soy ni mucho menos, sino simplemente porque necesito compartirlo. También comparto cosas un poco más personales aún a riesgo consciente de que alguien las lea y pueda usarlas para hacerme daño o pueda yo hacer daño a otras personas con lo que escribo (no es mi intención, obviamente, pero a veces... pasa y si pasa, podemos hablarlo y sanar lo que se haya herido) y poco a poco siento que me voy liberando más y más...
Y pensaréis ¿y por qué no escribes un diario y te lo quedas para ti? Pues bien, eso hacía antes, pero ahora todo es tan grande que un diario personal se me queda corto. Este es mi espacio, esta es mi pequeña parcela de poder para cambiar nuestro mundo (el de mi pequeña familia), para procesar nuestro mundo, para sembrar en nuestro mundo y muchas veces tengo la esperanza de que alguien me lea y simplemente conecte con alguna cosa que cuento, como me ha pasado a mí muchas veces cuando he leído otros blogs (conexiones que me han salvado, dicho sea de paso).
Así que aclarado esto (parece que necesitaba justificarme para hablar de este tema), hoy me pongo más seria que nunca porque quiero decir algo sobre ABUSOS SEXUALES EN LA INFANCIA.
¿Por qué este tema?
Pues porque no sé si habéis leído que 1 de cada 5 niños será víctima de abuso sexual... ¡1 de cada 5! Seguro que conocéis a más de 5 niños... pues uno de cada 5 será víctima de abusos y por desgracia hablo con algo de conocimiento de causa porque: YO MISMA HE SIDO ESE 1 DE CADA 5 (así, sin anestesia).
Esto es algo que hasta hoy sabían literalmente 4 personas, ninguna de esas 4 son mis padres (de hecho igual se están enterando a través de este post... así que lo siento, mamá y papá) y ninguna de esas 4 lo sabe desde el momento en que me pasó (o desde los momentos, porque poco a poco vas recordando más), lo saben desde el momento en que fui madre porque efectivamente, esos sucesos habían quedado bloqueados en mi mente hasta que tras el nacimiento de S sufrí nuevamente otro ABUSO (vamos a decir "pequeño" aunque no me gusta, un abuso es un abuso), ya como adulta "por culpa de mi maternidad" (va con comillas) y ahí sí, el tema EXPLOTÓ.
Ese año en que nació S fue el año más intenso de mi vida también por esto, porque dentro de mí se removieron absolutamente todas las cosas que había (no quedó títere con cabeza, os lo prometo). Cuando fui madre y caí irremediablemente en este hecho que tanto había acallado hasta entonces me juré (al más puro estilo de Escarlata O'Hara) que haría todo lo posible por evitar que a mis hijos pudiera pasarles algo parecido.
¿Pero cómo? ¿Cómo evitar algo que parece inevitable?
Pues en primer lugar asumiendo este hecho: que es muy probable que no podamos evitarlo. No podemos proteger a nuestros hij@s al 100% de nada, pero sí podemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para reducir probabilidades o... gestionar las situaciones de abuso de otra manera.
¿Y qué está en nuestra mano? Pues PREVENIR, que no es poco, HACERNOS CONSCIENTES de un problema real y más cercano de lo que imaginamos (por desgracia), y EMPODERARLES (sí, esa palabra que está tan de moda).
No soy una experta en el tema, ni muchísimo menos, pero de lo que no se me puede acusar es de no buscar, de no informarme y de no contrastar cuando algo me interesa/obsesiona/preocupa, así que os voy a contar algunas cosas que a raíz de estas investigaciones pongo en práctica con mis hijos. Una de ellas es, sin duda, hablar con ellos del tema.
¿Pero si tienen 2 y 4 años?
Pues con más razón. Algo de lo que me dí cuenta cuando se removió mi historia fue que estamos expuestos a los abusos desde el mismo momento de nuestro nacimiento (solo tenéis que leer las noticias para daros cuenta de que hay bebés muy pequeños que ya han sido víctimas de abusos...) Así que... mañana es tarde (sin ánimo de asustar, pero hay que hacerse consciente del problema).
Obviamente, como con todo, hay que adaptar las cosas a la madurez de nuestros hijos (independientemente de su edad biológica), pero creo que es clave educar el ambiente que les rodea para que se dejen de normalizar situaciones que, sintiéndolo mucho, no son normales y atentan contra el respeto que merece el cuerpo de nuestros pequeños desde el momento de su nacimiento.
Por eso con S y R, practico esto desde que eran bien pequeños:
- No permitía que los cogieran, achucharan o besaran desconocidos y si ellos no querían (os aseguro que lo manifiestan la mar de bien) no permitía que les cogieran, achucharan o besaran CONOCIDOS. Recuerdo en concreto algunas señoras de misa (yo haciendo amigos para variar), una muy concretamente. S le decía que NO literalmente y se agarraba a mí con todas sus fuerzas y la señora erre que erre. Yo esperé para intervenir a ver si las peticiones del niño hacían efecto, pero viendo ya que no, le dije a la señora: "Te ha dicho que NO Y ES NO". Se quedó súper cortada claro, pero soltó: "Es verdad, no hay que obligar a los niños a dar besos si no quieren" (osea que encima la señora se sabía la teoría... en fin).
- Luego me fui viendo en la necesidad de dejarle algunas veces con terceros (siempre de la familia, pero es que el 80% de los abusos sexuales ocurren en el entorno familiar...) y muy seriamente, cuando le cambiaba el pañal o le bañaba, le decía: "S, tu pene (sabe lo que es su pene desde siempre porque también me he encargado de ello) es TUYO y solo lo pueden tocar: mamá, papá, y el médico y solo para curar o limpiar".
Otras cosas que también hago con frecuencia son:
- Pedirles permiso para limpiarles en el cambio de pañal (parece una tontería, pero quiero creer que asumen que si alguien no pide permiso para tocar... malo).
- Dejar que se vistan y se bañen solos.
- Cambiarles de pañal en intimidad es decir, que cuando estamos en casa de quien sea no vamos toda la familia a cambiar el pañal (me ha costado mucho poner este límite, pero lo he conseguido). Vamos J o yo y cerramos la puerta del cuarto en el que le cambiemos. Lo mismo con S cuando empezó a ir al baño, se convirtió en un momento emocionante en el que tooooodos querían ver su logro, así que le enseñé que se cierra la puerta y decimos: "necesito intimidad" (nuestras familias alucinaban con que un mico de 3 años dijera eso... ¿pero y lo importante que es?).
- Poner límites delante de ellos a las personas que les tocan el culete o les levantan la falda en el caso de R... (flipemos con esto, sí, yo también flipo). Les paro yo los pies hasta que veo que son capaces de hacerlo solos (S ya lo hace algunas veces y así me lo ha demostrado).
- Yyyy aprovechar momentos como el que surgió a raíz del Álbum de M para hablar del tema con ellos.
Y ahora sí: Nuestra última conversación sobre Abusos Sexuales
Como os digo, surgió de manera natural. R fue a buscar a sus bebés para compararlos con la línea del tamaño de M y a S se le ocurrió desnudar a los bebés de cintura para abajo para decirnos que uno era como R y otro era como él y como M. Esto es porque estos bebés de S y R en concreto son muñecos SEXUADOS, así que uno tiene vulva y otro tiene pene (son un recurso maravilloso para estas y otras muchas cosas, los compramos aquí).
Así que enfaticé lo que decía S: "Es verdad, este muñeco tiene pene, así que se parece más a ti y también se parece a M (y les enseñé la ecografía en la que se notan los genitales de M), y este otro tiene vulva y se parece más a R". Me tomé un tiempo para observar la cara de R, a ver si estaba entendiendo o no, y claro que sí, estaba entendiendo.
Entonces me puse un poco seria y aprovechando el silencio (y la reciente revisión de S en la que el pediatra decidió utilizar prácticas prehistóricas y darle un tirón en su pene para bajarle la piel... con el consiguiente desconcierto y disgusto de S y mío) les recordé: "¿Y quién puede tocar vuestra vulva o vuestro pene?"
S contestó: "Mamá, papá y el médico".
-"El médico te lo tocó el otro día ¿verdad?"
-"Sí"-contestó S bajando la cabeza (claramente se sintió invadido ante aquella práctica).
-"¿Recuerdas por qué motivos pueden tocarte el pene mamá, papá o el médico?"
-"Para limpiar o curar. El médico me estaba curando".
-"Eso es, no lo hizo del todo bien, pero te estaba curando".
R escuchaba y miraba súper atenta, aunque no decía nada. Entonces vi que S se quedaba muy pensativo, más que nunca, y con voz temblorosa me dijo: "Mamá ¿y yo puedo tocarlo?" "El tuyo sí, claro".
Luego concluí: "Vuestro cuerpo es vuestro tesoro y tenéis que cuidarlo y protegerlo y si alguien hace con vuestro cuerpo algo que no os gusta se lo decís a mamá sin miedo, que yo os ayudo a proteger vuestro tesoro" (hala, toma rol de mamá defensora que me marqué, pero este tema me remueve tanto que me salió del alma).
Y ya después de eso seguimos por otros derroteros... pero me quedé un poco preocupada por el tono de S en aquella pregunta y pensé que igual me había pasado, que a lo mejor era muy pequeño y le había asustado yo a él con el tema de conversación...
¿Pero sabéis qué? Que luego "casualmente" descubrí el perfil de Mamisalva (en Instagram, seguidla, es magnífica en este tema) y su publicación de ese día era algo así como: "Cómo hablar con los niños de abusos sexuales sin asustarles" y en los comentarios ella misma respondía que empezó a hablarlo con su peque desde que él tenía 2 años... inmediatamente respiré y recuperé la paz.
Obviamente habrá mil formas mejores que la mía de hablar con ellos sobre el tema (y seguiré mejorando y aprendiendo)... pero hablarlo, hay que hablarlo... Y hoy quería dejar bien claro esto (no sé si lo he conseguido): hablad de abusos sexuales con vuestros hij@s desde pequeños, no os escudéis en que "no pasa" o "a mí no me va a pasar", porque doy fe de que sí, pasa.
Y además... buscad, investigad, preguntad sobre cómo prevenir, cómo acompañar, cómo gestionar, cómo empoderar... ¡no nos quedemos parados por el desconocimiento!
Otro día os cuento cómo la Disciplina Positiva, la Crianza Respetuosa y Montessori me están iluminando en este tema tan peliagudo también... ¡Tienen tantas cosas buenas que aportar a nuestras familias que es imposible contarlas todas!
Contadme ¿habláis de este tema con vuestros peques? ¿qué recursos utilizáis o conocéis para hacerlo?
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Genial! Nosotros en casa también lo hablamos con naturalidad. Llamamos todo por su nombre y el sabe que partes no son para tocar sin permiso por nadie ni el debe tocar las de nadie que no le de permiso. Lo del permiso es importante porque entre niños la exploración mutua ocurre mucho. El y su primo se explorar y se de muchos otros niños amigos y primos que lo hacen. Pero claro, aquí hay consenso por las dos partes por lo tanto se debe permitir. Nosotras lo permitimos y el creo que entiende la diferencia. Es complicado
ResponderEliminarUf, sí, desde luego que es muy complicado... Lo del permiso, efectivamente, es también una diferencia importante, aunque debo reconocer que a mí me parece un límite delicado porque también puede llevar a confusiones a la hora de diferenciar las verdaderas intenciones de cada un@... Así que muchas gracias por la aportación porque me va a hacer pensar ;-)
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