En el post anterior os hablé de nuestro Cuadro de Rutinas y de la necesidad que habíamos visto en nuestra familia de poner un mínimo de orden (muy flexible, todo hay que decirlo, pero un mínimo) para favorecer la convivencia y la logística familiar.
Pues bien, al poco de empezar a utilizar nuestro cuadro de rutinas se nos presentó un pequeño problemilla... S podía anticipar lo que tocaba hacer en cada momento, pero había actividades cuyo inicio retrasaba muchíiiiisimo en el tiempo (las que menos le gustan, claro está). Eso hacía que acabáramos enfadándonos y comportándonos de formas que no nos gustan nada y que no queremos utilizar con nuestros hijos (ya sabéis... gritos, chantajes, amenazas, luchas de poder...).
El problema mayor venía por la tarde-noche, cuando tocaba recoger y bañarse para ya cenar, dientes y dormir (seguro que a much@s de vosotr@s os suena esto... ¿o no? XD). A S no le gusta ninguna de las actividades de esta secuencia. Así que, él sabe que le toca empezar esta parte pero tenemos que perseguirle para que empiece con estas rutinas.
Como os decía el otro día, no tenemos horarios fijos, los niños no tienen que ir al cole, por lo que en realidad podríamos posponer el momento de empezar estas rutinas todo lo que quisiera S, pero ahí es donde nos empezamos a encontrar con los problemas mayores. J necesita un tiempo para hacer cosas del cole (ya sabéis... corregir, preparar clases, contestar emails de padres...) y yo necesito un tiempo sin niños para sacar adelante mis proyectos (y para reencontrarme conmigo misma... también hay que decirlo, que estar sola con los niños 24 horas al día es un lujo... pero agota muchísimo). Para que los dos podamos cumplir con estas responsabilidades, necesitamos que los niños estén acostados en torno a una hora (también hemos probado a trabajar con ellos pululando, pero nos resulta imposible, al menos de momento que son tan pequeños), y eso solo podemos conseguirlo si ponemos un mínimo de horarios (y cuando digo mínimo, veréis que de verdad digo mínimo).
Lo mismo le pasa a la pobre R con su siesta. Ella necesita dormirse a una hora concreta y si se le pasa... hay que prepararse para lo peor XD.
Así que teníamos que buscar una solución al tema horarios y para que S lo entendiera en la medida de sus posibilidades, lo que hicimos fue Un Reloj de Rutinas, que complementa de manera muy sencilla al Cuadro de Rutinas que os enseñé ayer. Os cuento cómo lo hemos hecho por si queréis coger la idea y hacer algo parecido.
Cómo hacer un Reloj de Rutinas Paso a Paso:
Lo mismo le pasa a la pobre R con su siesta. Ella necesita dormirse a una hora concreta y si se le pasa... hay que prepararse para lo peor XD.
Así que teníamos que buscar una solución al tema horarios y para que S lo entendiera en la medida de sus posibilidades, lo que hicimos fue Un Reloj de Rutinas, que complementa de manera muy sencilla al Cuadro de Rutinas que os enseñé ayer. Os cuento cómo lo hemos hecho por si queréis coger la idea y hacer algo parecido.
Cómo hacer un Reloj de Rutinas Paso a Paso:
- Primero fijamos J y yo un mínimo de horarios: la hora de la comida (para asegurar a R su siesta a la misma hora siempre), las horas de recoger y del baño, y por último la hora de acostar a los niños. Como veis son solo cuatro. La idea es que, mientras estas cuatro se cumplan (aproximadamente), el resto de actividades pueden hacerse en la hora que sea, con total relax y libertad (salvo lavarse los dientes que es inmediatamente después de las comidas y no es negociable).
- Una vez fijadas estas horas, compramos un reloj muy sencillo en IKEA.
- Imprimimos las imágenes correspondientes a estas rutinas en círculos de unos 3cm de diámetro. Las plastificamos y las recortamos.
- Con pegamento tipo "masilla" pegamos estas imágenes en sus horas del reloj correspondientes.
- Para facilitar la lectura a S, puesto que aún no sabe leer un reloj, pegamos la imagen de un ratoncito (el de la canción Hickory Dickory Doc de Youtube, canción que asociamos al reloj) en la aguja que marca las horas, que es la única que nos interesa de momento. Así que es la hora de aquello que señala el ratoncito.
Así que cuando S intenta retrasar esos momentos que le cuestan, le decimos "ve a tu reloj y mira qué hora es". De nuevo es el propio S el que muchas veces va y mira la hora y dice "jo, ya va a ser la hora de guardar" XD.
La verdad es que este reloj sí que ha sido un súper acierto. A veces S hace más caso a lo que dice el relojito que a lo que decimos sus padres XD.
¿Tenéis el mismo "problema" con vuestros peques? ¿Qué soluciones habéis encontrado? Nos encantaría poder conocerlas en comentarios!!!
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