Siempre me ha gustado la idea de que los niñ@s tengan una pequeña responsabilidad cuidando un animalito en casa y en numerosas ocasiones he intentado convencer a J de adoptar un gatito... pero no ha habido manera, de momento (he de decir que mis padres tampoco querían cuando yo era pequeña y desde hace unos años conviven con todo un señor gato 😂 así que no pierdo la esperanza con J tampoco 😂...)
El año pasado los Reyes se plantearon traer un pequeño acuario pero terminaron desechando la idea. Cuidar animales no es "moco de pavo", es una grandísima responsabilidad porque hay un ser vivo que no ha elegido estar donde está y que depende totalmente de nuestros cuidados... ¿Estaban nuestr@s hij@s preparados para eso? ¿Y nuestra familia para acoger a un nuevo integrante?
Pues recientemente hemos "adoptado" dos miembros más en nuestra familia y estoy confirmando con gran orgullo que sí, que ellos tienen una sensibilidad hacia la naturaleza innata que les mueve sin ningún esfuerzo a cuidarla.
¡Os cuento cómo lo hemos descubierto y quiénes son estos nuevos integrantes de nuestra familia!
Las plantas de la abuela R
La semana pasada la abuela R hizo a mis hij@s un regalo muy especial: dos plantitas (una para cada uno).
A ella se le dan genial y tiene un montón en la terraza de su casa y a mis niñ@s les encanta ir allí a regarlas, así que les trajo dos para que puedan hacerlo en nuestra casa también (a mí se me dan fatal las plantas y entre eso y que no tenemos terraza ni nada parecido, no teníamos en casa... ¡me siento fatal cuando se me estropean!)
Pues con mis niñ@s ¡ha sido todo un éxito! Están encantados con sus plantitas, desde el momento 1 las cuidan, han buscado un rincón donde les dé la poca luz que entra en casa, se han encargado de buscar entre mis retales un mantelito precioso para ellas, por pura iniciativa suya comprueban que las sillas del comedor estén colocadas de tal forma que no les den sombra y se ocupan de regarlas cuando hace falta.
Así que, como veis, no hace falta que su "nueva responsabilidad" sea un animalito, si no os veis con una mascota en casa creo que es una idea estupenda adoptar unas plantitas.
El calendario de Riego
La abuela R nos explicó que había que regar las plantitas cada dos días. Al principio yo les llevaba las cuentas, pero como de lo que se trata es de que ellos se responsabilicen todo lo que puedan a S se le ocurrió hacer un Calendario de Riego (como veis estamos a tope con los calendarios) para apuntar qué días había que regarlas y qué días no.
Le pregunté cómo podría ser ese calendario y lo hice siguiendo sus indicaciones: dos filas, una para R y otra para S y 7 casillas (una para cada día de la semana). Como está plastificado, cuando riegan las plantitas hacen una marca con rotulador de pizarra blanca de color negro (que se borra sobre el plastificado igual que sobre las pizarras) y el día que no toca regar lo marcamos con rotulador rojo.
Si observáis bien la marca de S... ¡es una S! Desde este verano veo cómo él, por pura iniciativa suya, de manera natural y autónoma intenta escribir su S, uno de los signos que me indican que va estando preparado para iniciarse poco a poco (porque no quiero ni mucho menos forzarle) en la escritura y algo que me encanta: siempre quise que mis niñ@s se acercaran a la lectoescritura de manera natural (no como en la mayoría de los coles).
Por qué me encanta que mis hij@s cuiden una plantita
De pequeña fantaseaba con la idea de vivir en un pueblo, o en medio de una montaña en una casita rodeada de vegetación y aislada del "mundanal ruido". Pero... de momento no ha sido posible (de momento) y tengo que conformarme con vivir en Madrid (una ciudad enorme) y con tener al lado el parque de Madrid Río (que me encanta, pero no es lo mismo).
Pero lo que sí tengo claro es que quiero que mis hijos no pierdan nunca ese amor por la naturaleza que he observado que traen de serie... quiero que sigan parándose a dar de comer a las palomas y pájaros por la calle cuando compramos pan, que se agachen a observar cualquier bichito y se tiren un buen rato viendo cómo es y cómo se mueve, que sigan sin dejarme quitar las telarañas de nuestras ventanas porque les "destrozo" la casa a las pobres arañas y que sigan sorprendiéndose al descubrir por sus propios medios que la hoja de este árbol es completamente distinta a la del árbol de al lado.
Además creo que el vínculo con la naturaleza es fundamental en el sano desarrollo de los peques (y adultos, dicho sea de paso). Es poner a su alcance literalmente la grandeza del mundo y, para nosotros, de su Creador. Observando una "simple" plantita, viendo cómo crece lentamente, intuyendo sus necesidades... aprenderán muchísimas cosas sobre el mundo que les rodea y su funcionamiento y se implicarán casi automáticamente en su cuidado y en su conservación, un valor fundamental en los tiempos que corren para que, al menos las nuevas generaciones, trabajen por mantener vivo nuestro bonito Planeta.
Uno de nuestros objetivos familiares de este año es ese y nos hemos propuesto salir menos al Madrid Río y más al campo... pero fijaos de qué forma más sencilla y cotidiana podemos favorecer en nuestros peques el amor por la naturaleza también en casa... ¡con unas plantitas!
¿Qué os parece? ¿Daríais a vuestros peques la responsabilidad de cuidar una plantita?
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